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Un Encuentro Inesperado en la Playa de la Langosteira
Un día, mientras paseaba por la playa de la Langosteira, me encontré con algo que en principio no esperaba: un delfín muerto en la orilla.
Aunque no es algo que nos pase todos los días (ni mucho menos, afortunadamente), quienes hemos crecido junto al mar sabemos que estas situaciones ocurren con cierta frecuencia. No es raro que cualquiera de nosotros pueda afirmar estar «cansado» de ver «arruases» (arroaz, parecido al delfín) muertos en la playa, entendiendo por «cansados» el hecho de que desde que tenemos uso de razón, y más los que ya tenemos «algunos» años, esta imagen la hemos visto bastantes veces en las diferentes playas de nuestro entorno (principalmente en invierno, cuando la mar trae de todo a las playas). Pero, por habitual que sea, eso no significa que debamos ignorar esta situación y mirar para otro lado.
Esta entrada va dirigida tanto a nosotros, los que estamos «acostumbrados» a ver esto, como a vosotros, que visitáis Fisterra o cualquier otro pueblo de la costa y os encontráis con este escenario durante un paseo por la playa.
La Lección Aprendida
Cuando vi al delfín, mi primera reacción fue tomar un par de fotos y seguir mi camino, ya que el cielo se oscurecía y quería refugiarme antes de que comenzara a llover. Sin embargo, al llegar a casa (en La Casa de Ana), pensé en el delfín muerto y que seguramente alguien ya habría llamado al CEMMA (no era una hora tan intempestiva cuando salí a dar el paseo) para informarles de lo del delfín.
Sin embargo, no me quedé seguro del tema y les llamé para asegurarme de que quienes deben estar informados supieran de la situación. Resultó que me dijeron que nadie les había llamado todavía sobre el varamiento del delfín muerto.
La lección que aprendí fue la siguiente: hay que llamar en el momento en que encontramos un delfín muerto para ser realmente útiles a quienes gestionan estas situaciones.
Consejos para Actuar Correctamente ante un Animal Varado
1. Lo Primero es Llamar
Si nos encontramos ante un delfín, un ave o cualquier animal marino varado, lo mejor es llamar enseguida. En Galicia, podemos contactar con el CEMMA al 686 989 008 o con el 112 si no tenemos el número a mano. Os paso también el enlace a su web (http://www.cemma.org/).
Ellos nos guiarán y nos pedirán información como si el animal está vivo o muerto, su tamaño, y si hay redes, basura o heridas visibles. Además, si llevamos el teléfono, podemos enviarles la ubicación exacta para facilitarles la planificación de su ruta. ¿No creéis que eso puede ayudar mucho?
2. Atender a las Indicaciones en el Momento
Es fundamental hacer la llamada mientras estamos junto al animal. En mi caso, me pidieron que midiera al delfín, algo que no pude hacer porque ya me había alejado. También pueden solicitarnos fotos o una descripción más detallada. Actuar en el momento es clave; si nos alejamos, será difícil proporcionar la información que necesitan.
3. No Tocar ni Mover al Animal
Aunque nuestra reacción natural puede ser intentar devolver al animal al agua si parece vivo o moverlo, lo mejor es no hacerlo. A menos que los profesionales nos lo pidan, es mejor no tocar ni mover al animal. A veces, podríamos causarle más daño o incluso ponernos en riesgo. Lo más importante es seguir las indicaciones de los expertos.
4. Cada Acción, por Pequeña que Parezca, Cuenta
A menudo no nos damos cuenta de que algo tan simple como hacer una llamada puede marcar una gran diferencia. Los delfines y otros animales marinos enfrentan muchos desafíos, y los que aparecen varados pueden ser señales de problemas mayores en nuestros océanos.
Al proporcionar información y seguir las instrucciones de las organizaciones especializadas, contribuimos a la conservación del medio ambiente y ayudamos a proteger la fauna marina.
5. Compartir lo que Aprendemos Puede Ayudar a Otros
Lo que aprendí aquel día es que debemos actuar de forma responsable y compartir esta información con los demás para que, entre todos, lo hagamos lo mejor posible. No es común encontrarnos con animales varados en la playa, pero cuando sucede, actuar correctamente puede marcar la diferencia.
Si lo hacemos bien, ayudamos de forma eficiente a las organizaciones que trabajan por el medio ambiente y contribuimos a crear una red de personas más conscientes y comprometidas con la protección de nuestros mares.
Reflexión Final
Nuestra experiencia nos enseña que cada uno de nosotros puede aportar su granito de arena para cuidar mejor nuestras playas y océanos. No necesitamos ser expertos para ayudar; simplemente debemos estar dispuestos a actuar (como debemos, no como yo en esta situación) cuando nos encontramos en una situación así. ¡Es lo mínimo que podemos hacer, verdad?